Por Efrén IBARRA LEYVA
El dicho es popular: “El que se equivoca, pierde”. En la tienda Coppel de Cananea eso no aplica. Según sus prácticas, el que tiene que andar siempre muy alerta, es el cliente.
Si usted tiene más de una cuenta en Coppel, ponga cuidado la próxima vez que vaya a abonar. Por alguna razón “extraña”, los encargados de recibir su dinero, muy seguido le abonan a la cuenta que está más lejana a vencer su plazo.
Así de claro: Usted debe (por poner algún ejemplo) algo cuyo abono debe aplicarse el día 10 y también otro artículo que debe abonar el día 20, si usted va con la intención de abonar al que se vence primero, los empleados le aplican el pago al que se vence después. Si usted no se lee bien su recibo de pago, ¡no es culpa del empleado que “se equivocó”!
Lo que pasará después es que la tienda le empezará a cobrar INTERESES MORATORIOS por la cuenta que debió abonar el 10 y usted lo sabrá hasta que vuelva el día 20 para abonar a su otra deuda. Para entonces ya habrán corrido esos 10 días que, dependiendo del monto, podría provocar que su planificación de gastos se afecte y hasta significar un fuerte deterioro a su economía familiar.
Por favor no se le vaya a ocurrir reclamar. Los empleados siempre lo reciben con “es un placer atenderlo” y su más amplia sonrisa; pero en cuanto les señala algún error, se transforman en los más dignos trabajadores y agresivos defensores de las políticas de la tienda.
Si usted realiza el pago de algún servicio o hace un depósito, debe corroborar bien toda la información, porque en eso tampoco aceptan reclamaciones. Lo malo es que en los depósitos a cuentas del mismo banco sólo aparecen los últimos 4 dígitos y, si el error es en los primeros, sólo verá “XXXXXXXX”, por lo que usted sólo se enterará cuando no vea reflejado el depósito y entonces ¡SERÁ DEMASIADO TARDE!
Cuando alguien le envíe dinero a través de Coppel, piense con anticipación, muy bien, cómo se gastará su “fortuna”, porque si usted no le contesta CORRECTAMENTE al empleado a la pregunta de “¿para qué va a usar su dinero?”, el empleado NO LE PUEDE ENTREGAR LO QUE ES SUYO.
En Coppel el dicho es: “El empleado se equivoca… el cliente, pierde”.
Y existe otro: “El cliente pide explicaciones... el empleado se enoja”.