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Frontera de Sonora, en riesgo de quedar sin gasolineras

Publicado en 2017-01-26 | General, Cananea, Regionales, Estatales, Nacionales, Nuevas

* Ninguna empresa puede tener capacidad económica para financiar el subsidio fronterizo a los combustibles

* Las ventas se han caído porque no se puede competir con los precios de Arizona

* Los empresarios consideran que llegará pronto el día en que tendrán qué cerrar de forma masiva

Por Efrén IBARRA LEYVA

Para que los habitantes de la franja fronteriza norte puedan obtener combustibles a menores precios que los del resto del País, aquí sí tiene que aplicarse un subsidio. Esta decisión de homologar los precios a los del vecino Estado de Arizona, en el caso de la franja fronteriza sonorense, es para evitar que los automovilistas prefieran cruzar la frontera para surtir sus unidades. Tal decisión fue tomada por el Gobierno Federal, a través de varias Secretarías vinculadas al asunto de los energéticos; pero quieren obligar a los empresarios gasolineros a financiar el subsidio, lo cual resulta imposible en la realidad.

Por poner un ejemplo: en la actualidad, los gasolineros de la frontera compran el litro de Magna a un poco más de 15 Pesos, para venderlo a 16.23. Con los 90 centavos de “ganancia”, tienen qué pagar los gastos de transportación y los gastos de operación, además del mantenimiento y reparación de los costosos equipos con que trabajan.

De acuerdo con Petróleos Mexicanos (PEMEX) y la Secretaría de Hacienda Federal (aunque también intervienen la Secretaría de Energía y la Comisión Reguladora de Energía), los empresarios de la frontera de Sonora con Arizona, deben comprar la gasolina a esos poco más de 15 Pesos y venderla a 13.06, es decir, dos Pesos más barata de lo que la adquirieron. A esto se le suman los gastos de transportación y demás, que aumentan la pérdida.

Las autoridades federales han dicho que esa pérdida es “temporal”, porque se les regresará lo que hayan pagado “de más”. Lo malo es que no han dicho cómo ni en qué plazos.

Lo que pretende el Gobierno Federal es que los gasolineros absorban el financiamiento del subsidio por meses y quizá por más de un año, pero ¿cuántos de ellos tendrán en su cuenta unos 30 millones de Pesos para “prestárselos” al Gobierno y sin tener la seguridad de que se los van a “pagar”? Porque la incertidumbre aumenta al no conocer los mecanismos de devolución, lo que hace que imperen las dudas, sabiendo que Hacienda buscará el más mínimo pretexto para atrasar, e incluso evitar, los pagos o devoluciones.

Las gasolineras no son propiedad del Gobierno. Cada estación de servicio es parte de un sistema de franquicias y pertenece a un empresario que ha hecho una fuerte inversión para adquirirla y, después, para mantenerla en operación. Los empresarios gasolineros no reciben a crédito el producto, ni obtienen ayudas especiales para modernizar sus instalaciones; para reparar edificios o equipos; para uniformar a sus empleados o para hacer frente a desastres naturales o accidentes que pudieran ocurrir.

El Gobierno sólo toma decisiones, hace cambios y sale a los medios nacionales anunciando medidas que, al parecer, no tiene capacidad económica para afrontar; pero sí quiere que los empresarios gasolineros “paguen los platos que sus funcionarios están rompiendo”.

De mantenerse esta “política”, ninguna gasolinera de la frontera de Sonora sobrevivirá mucho tiempo. Ninguna de estas empresas tiene la capacidad económica para “hacer préstamos al Gobierno”, por esas cantidades y a esos plazos inciertos.

¿Qué pasaría si todas las gasolineras “quiebran” y se ven obligadas a cerrar? ¿Cómo se mantendrían operando las ciudades de la franja y región fronteriza? ¿En qué quedaría el patrimonio de cientos de familias que una vez fincaron su futuro en una franquicia de PEMEX? ¿Cómo podríamos sobrevivir el resto de las empresas y los ciudadanos si nos quedamos inmóviles a falta de los combustibles? ¿Qué estarán pensando los encargados de atender este asunto? ¿Por qué no han querido transparentar los mecanismos para que el subsidio se aplique y para que la frontera de Sonora no esté viviendo en esta zozobra ante este riesgo REAL? En lo que va del año y hasta que se aplique la homologación de precios: ¿Cuánto dinero ha ingresado y seguirá ingresando a las arcas del Gobierno Federal? ¿Cómo se transparentará el monto de lo recibido y su destino final?

Lo único cierto es que mientras los gasolineros lo único que ven claro es que no tienen dinero para subsidiar la gasolina a nombre del Gobierno, los ciudadanos de la frontera estamos pagando el litro 35% más caro que en diciembre. El INEGI ha dicho que la inflación en la primera quincena de enero 2017 es la más alta de los últimos 18 años. En la frontera de Sonora la inflación está muy por encima de la media nacional.

Nos estamos paralizando porque no nos alcanza para “andar” lo mismo que antes y no tenemos de dónde echar mano para sacar adelante nuestros compromisos. Las comerciantes no pueden sostener los mismos precios y la gente no tiene más dinero. Las ventas (incluida la de la gasolina) se han desplomado. Muchos negocios (de todos los giros) tendrán que cerrar también y las familias se sienten amenazadas por el desabasto. La mayor impotencia se siente porque muchos piensan que el Gobierno está para instrumentar los programas y tomar las medidas que nos ayuden a vivir mejor; pero eso sólo lo hacen a través de palabrería, en boletines oficiales o en actos públicos donde, de paso, nos amenazan con que “si no se hubiera hecho esto, las consecuencias serían peores”.

Nadie quiere siquiera imaginar lo que significa “peor” para nuestras autoridades.

Nota de la Redacción: Este artículo es un resumen de lo que nuestro reportero pudo captar en pláticas informales con diversos empresarios gasolineros, comerciantes y ciudadanos de Agua Prieta, Cananea y Nogales al iniciar la segunda quincena de enero.

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