Colaboración de Paulina García Jaime
Jack se levantó tranquilamente para un rato contar sus conchas y caracolas a las cinco de la mañana. Maximiliano se levantó con el ruido que salía como un balazo de los labios de su madre.
- ¡Despierta!- le dijo - ¡Tienes que ir al colegio! - le dijo.
Jack comió el desayuno que le dejó su madre, quien se encontraba en el laboratorio, junto a una nota que decía:
“Querido Jack:
No estaré hasta muy noche en casa, por lo que tendrás que comprar tu cena, aquí te dejo unas cincuenta desgracias.
Te quiere mucho y con amor
Mamá”
El muchacho quitó la nota del tupperware y la colocó en el refrigerador, se regresó a terminar de comer y fue camino al colegio. Max salió de su casa, mientras probaba una barra de granola caducada como desayuno camino a la escuela. Escupió el bolo por su mal sabor, pero cayó en sus zapatos. Jack llegó al colegio y tomó las primeras horas con normalidad. Max, como siempre, llegó apurado pero a tiempo, estaba raspando un zapato con el otro para quitarse la granola con fresa y asistió a sus clases con inquietud mientras pensaba en la práctica de esgrima en la tarde.
Salió cada uno de su colegio pero su destino obviamente no era el mismo. Jack llegó a casa y comió con sus padres, quienes volvieron del laboratorio, clamaron su oración de agradecimiento a los alimentos y comieron tranquilos. Max llegó tarde a su entrenamiento de esgrima, sin embargo, liberó todo su estrés con la práctica. Ya que sus padres volvieron al trabajo, Jack hizo su tarea y se entretuvo con los problemas de matemáticas con tanta facilidad. "Como quitarle un dulce a Mariano" decía para sí mismo.
Mientras Max estaba en su entrenamiento, se encontró con el nuevo aprendiz, Mariano, quien lo miraba fijamente, se fue a sentarse a la misma banca donde estaba el otro muchacho y éste le dijo.
* Hola Jack- Max se quedó sorprendido
* ¿Disculpa?
* Sí, eres tú, ni modo que fueras alguien más
* Disculpa, creo que me confundes con alguien- respondió Max
* ¿Quién más podrías ser?
* Soy Maximiliano y voy en el Instituto Vanguardia
* Soy Mariano y voy en el Instituto Nueva Creación
* Un gusto conocerte- dijo Max y se fue sin decir ni una palabra más a irse a casa.
Jack fue a una frutería a comprar una manzana roja para que fuera su merienda.
* Hola Jack- le dijo el señor del cajero, pues iba muy seguido para allá, pagó por la manzana y se fue a casa el muchacho. Max llega dos horas después a la misma frutería y el señor del cajero contaba los billetes y sin mirarle fijamente le dijo:
* ¿Otra manzana Jack? Me sorprende que siempre cambias de ropa.
* No señor Villaseñor, esta vez voy por una ciruela.
* Como gustes Jack.
Max se fue perplejo de la frutería, como siempre lo hace, estaba acostumbrado a que el señor Villaseñor le llamara Jack, pero lo veía como un apodo, pero recordó a Mariano y se preguntó a sí mismo "¿Quién será Jack? ¿Mi clon quizá?". Jack se relajó un rato jugando videojuegos y después se alistó para ir a dormir. Max llegó a casa y se quedó dormido en el sofá, otra vez.