Fascina a escritora estadounidense Cananea, el río Sonora y su gente

Por Kathryn Ferguson

La semana pasada tuve el placer de visitar a Martín Camargo en su oficina de la revista de noticias de Cananea, PROYECCIÓN. Yo estaba feliz de aprender sobre su trabajo como periodista.

En PROYECCIÓN, usted puede leer sobre las noticias nacionales, así como las noticias locales. Yo también estaba contenta con la oferta de Martín para ayudarme a encontrar exactamente la idea correcta para mi próximo libro.

También quiero dar las gracias a Martín por la increíble nota que escribió sobre mí en su prestigioso medio informativo.

Estoy muy emocionada de continuar nuestro intercambio de ideas sobre mi futuro proyecto. Martín tiene una mente rápida y una habilidad para comunicarse fuerte, su periodismo es limpio y claro.

Me interesa conocer las tradiciones de Sonora, la gente, su estilo de vida, y por supuesto, los misterios que rodean el río Sonora. Lo que me parece más fascinante son los detalles de la vida real, no sólo un libro de historia con hechos. Me gusta saber el lado personal de la vida, porque todos somos similares, no importa de qué lado de la frontera vivimos, y no importa en qué parte del mundo. Crecí cerca de la frontera y me gusta la vida de nuestras fronteras.

Puesto que soy una extraña en esta zona, me preguntaba cómo podía aprender sobre la gente. Martín Camargo, inteligente y sensible, tenía una buena idea. Dijo que ir al Centro de los pueblos, sentarse y hablar con las personas de edad avanzada que han visto los cambios, y conocer la vida real de las comunidades es una buena idea.

Después de salir de la oficina de Martín, tomé un corto viaje por la Ruta Río Sonora y Estampas de Sonora.

Es un hermoso paisaje pleno de árboles altos, de esporádicos cactus y ocotillo. Y en todas partes, la gente era amable y amigable. La gente siempre sonriendo.

Mi primera parada fue Banámachi, un pueblo encantador con un Zócalo donde aprendí que Banámachi es una palabra que en la lengua Ópata significa “donde el río se regresa”.

Me gustan los chiltepines, los utilizo a diario y al parecer no era temporada; fue una verdadera odisea encontrarlos.

Los encontré en una pequeña tiendita en Arizpe. Ellos tenían solamente unas bolsitas pequeñas, pero al final, eran los anhelados chiltepines. Esto es sólo el comienzo. Se necesita mucho tiempo para investigar y escribir un libro.

Con la ayuda de Martín, mi próximo libro va a ser muy interesante y divertido!